Gerardo Felipe Castellanos Bolaños
Oaxaca de Juárez, 21 de mayo. Celebrar el día del estudiante universitario, el 23 de mayo, era vivir la carrera de costales, las competencias de natación, los encuentros deportivos, el reinado efímero, pero inolvidable del Rey Feo, los festejos de la Reina Estudiantil, la comida del día del estudiante.

Amigos y compañeros sacuden a personajes dormidos para que despierten; los concursos de declamación, las sesiones literario musicales, los concursos de oratoria; los juegos florales; el desfile del 16 de septiembre, el baile del uniforme el 16 de septiembre en la tarde, los viernes del llano, el viernes de samaritana, los primeros amores, las serenatas; ir a escuchar la rockola con la rebanada de pastel y la coquita; las paletas de La Perlita; las anécdotas que no se pueden contar; los amores frustrados (los que no se consolidaron) cómo el de …; la biblioteca, los maestros, los exámenes, las preparadas; las tortas de doña Papaya, las tortillas con aciento, los piedrazos; el futbolito, las corridas, la alberca, los torneos de básquet, de futbol y volibol; los amigos, los pleitos; el cine; la media de camarones en el Torito Veracruzano – no había para más –;los macoloches, los perros; la Federación Estudiantil Oaxaqueña, FEO., el Frente Estudiantil Benito Juárez, Los Beethovens, El Grupho.
Vivimos en la década de los 60´s, en el Edificio Central de la U.B.J.O., parte de nuestros mejores momentos de adolescentes y los que podemos recordar, tenemos cada uno una visión personal, somos parte de esta generación, nuestra generación. Debemos seguir enamorados, jóvenes, optimistas.
El edificio central era ocupado en 1960 – 1967, por la escuela de Comercio y la de Derecho; Comercio aportaba Contadores Públicos y Privados; Taquígrafas Secretarias; Taquimecanógrafas y Secretarias Bilingües, pero, además, era el centro de reunión de todos los universitarios.
En este edificio estaban las aulas y las oficinas administrativas: la Rectoría, la Secretaría General, la Tesorería General, el Departamento Escolar, el Departamento Médico, la Dirección de la Escuela de Comercio y Administración, la Dirección de la Escuela de Derecho, la Imprenta, Radio Universidad, el Paraninfo, el Salón de Exámenes Profesionales, la Sala de Proyecciones, el Gimnasio con alberca y la Biblioteca.
Los actos que se celebraban en El Paraninfo, en la Sala de Proyecciones y en el Gimnasio, eran parte de la vida estudiantil y en ella participaban todos los alumnos de la Universidad.
Durante la gestión del Lic. Agustín Márquez Uribe, como director de la escuela de Comercio y posteriormente como rector, en el Paraninfo había concursos de oratoria, declamación y sesiones literario musicales.
En la Sala de Proyecciones admiramos películas de Sergéi Eisenstein: El Acorazado Potemkin, Iván El Terrible y ¡Que Viva México! y de Charles Chaplin: Candilejas; siendo estudiantes en este espacio dictamos nuestras primeras conferencias y discutimos con expositores invitados.
Al poniente del Gimnasio estaba la alberca semi olímpica; paralela a los vestidores actuales que ya estaban (1960). En la parte sur tenía dos trampolines de un metro y en medio de estos uno de tres metros; todos integrados en una sola estructura de tubo galvanizado de dos pulgadas. Nunca tuvieron tabla para rebotar y aun así con los pies mojados se arrojaba uno sin medir el peligro de un resbalón. En la parte norte (calle de Morelos) a todo lo ancho había una banca de cemento en dónde de manera inocente, al fin macoloches, ponía uno su ropa para tenerla a la vista y ver que no la bolsearan.
Aquí aprendí a nadar a la fuerza, ya que te “manteaban”, tomándote de pies y manos y al grito de ¡uno! ¡dos! y… ¡tres! te arrojaban al agua, aunque no supieras nadar. O te daban una “limonada”: te sumían la cabeza en el agua y te soltaban hasta que veían que empezabas a hacer gorgoritos. O bien, al grito de ¡ropa al agua! había que tirarse a rescatarla antes de que empezara a hundirse.
A pesar de nuestra corta edad y con estos maestros, sus abusos nunca se quedaron sin respuesta, por supuesto. En venganza amarrábamos las piernas de los pantalones de estos patanes y nos las orinábamos bien, bien, en el nudo; las amarrábamos tan fuerte que para desatarlas era necesario que usaran los dientes mientras chupaban los orines.
Obdulio el encargado al que por razones prácticas de congruencia rebautizamos sin su conocimiento con el nombre de Gordulio; cerraba diario de once a doce y aprovechando la hora nos quedábamos escondidos para nadar como Dios nos trajo al mundo convirtiéndonos en duendes custodios de la alberca, muchas veces descubrió las huellas de los pies mojados, pero nunca supo de quienes eran.
También comparto una anécdota: Lugar en el espacio
“Estudien muchachos, sólo vienen a ocupar un lugar en el espacio”, nos decía el maestro Pombo, don Alejandro Pombo, cuando no veía adormilados en clase de Analogía y Ortografía de tres a cuatro de la tarde en el edificio central. A pesar del letargo que producía la hora y el hecho de acabar de comer escuchábamos y tomábamos nota. El consejo lo guardamos para siempre y lo que aprendimos con él nunca se nos ha olvidado y lo ponemos en práctica hasta la fecha. Había respeto y ningún coordinador, ni existían; ni padre de familia que solapara la irresponsabilidad. Esa era la diferencia.
En las ceremonias oficiales de la Universidad en que nos tocaba participar con que orgullo cantamos siempre nuestro himno:
El Estudiante
Los estudiantes/ son los cruzados/ los paladines del ideal. / Por causas nobles/ siempre su brazo, / estará presto para luchar. / Aunque a su puerta/ llame la duda/ y aunque a su pecho hiera el dolor. / Lucharan siempre/ por un ensueño/ por un derecho/ por un amor.
castilan.gerardo.castellanos@


