Por: Jorge Castañeda
Bahías de Huatulco, Oaxaca, 29 de junio. Las chicatanas son las hembras reproductoras de las hormigas cortadoras de hojas, que previo a la fundación de un nuevo hormiguero, al inicio de la época de lluvias, realizan un vuelo nupcial en el cual la reina es fecundada.
En muchos lugares de México estas hormigas son recolectadas para su consumo, forma de alimentación reconocida como entomofagia, que era muy común en los pueblos mesoamericanos.
Por ello, en muchas comunidades indígenas y rurales del país se espera la época de lluvias para poder recolectarlas y comerlas en la tradicional salsa de chicatana o en platillos tradicionales, muchos de los cuales se han extendido a algunas poblaciones y ciudades en donde llegan a ser bastante cotizados, dado el alto costo del kilogramo de chicatanas, que incluso algunos consideran un manjar.
Algunos de los estados en donde mayormente se suelen comer chicatanas son Oaxaca, Chiapas, Puebla, Veracruz y Guerrero, fundamentalmente entre mayo y junio, con las primeras lluvias, y además de en salsa, se cocinan en tamales, caldos, guisados, tacos, quesadillas, sopes, así como fritas, hervidas, o en botanas con chile, sal y limón.
Existen 13 géneros de hormigas de la tribu Attini pertenecientes a la familia Myrmicinea, en donde los géneros Acromirmex y Atta son los más representativos.
Viven en colonias y tienen gran importancia ecológica para los ecosistemas terrestres, por los efectos que pueden tener en ellos: modificación del suelo, reducción de la eficiencia reproductiva en las plantas que cortan, aperturas del dosel y su impacto sobre el reclutamiento de especies de las plantas en sus áreas de forrajeo.
Estas hormigas obtienen su alimento suministrando materiales vegetales a hongos simbiontes del género Leucoagaricus que cultivan como recurso alimenticio, en una relación altamente especializada en la cual ninguno de los participantes puede sobrevivir sin la presencia del otro (Simbiosis mutualista obligatoria).
Para cultivar el hongo, es primordial tener a disponibilidad grandes cantidades de follaje. Durante este proceso, en infestaciones severas, pueden defoliar una planta al día desde el ápice hacia la base de la hoja, dejando sólo las nervaduras centrales, razón por la cual son consideradas como plagas en algunos cultivos.
Las hormigas son un grupo de insectos altamente evolucionado que presenta un comportamiento eusocial (nivel más alto de organización social).
Este comportamiento está definido por un sistema muy complejo de organización, dentro del cual individuos de una misma especie coexisten en colonias donde se presentan cuidados parentales, sobreposición de generaciones y una división de labores entre los miembros de la colonia.
Todo esto hace que un hormiguero sea un interesante sistema biológico estratificado en castas, en el cual las funciones reproductoras son llevadas a cabo por un grupo de individuos generalmente alados.
La fuerza laboral la constituye la casta de las obreras (estériles) donde existen hormigas cargadoras, soldados encargados de la defensa del nido y jardineras encargadas del cultivo de hongos simbiontes de los cuales se alimentan.
El hecho de imaginar a estas hormigas como pequeñas granjeras nos induce a pensar acerca de cómo se originó este comportamiento en estos insectos.
Se estima que el cultivo de hongos como alimento (micófagia) se originó hace unos 45 ó 65 millones de años en el ancestro de las hormigas Attini, implicando evolutivamente una transición de hábitos de vida de un cazador-recolector de artrópodos, néctar, y otros líquidos producidos por las plantas, a una forma de vida de tipo agrícola en que la alimentación de la colonia se basa en el cultivo de hongos.
El mutualismo en las hormigas Attine y los hongos, probablemente surgió de interacciones con hongos que crecían espontáneamente en el interior de los nidos de estas hormigas, que generalmente son subterráneos.
En una etapa más avanzada de la relación, probablemente las propias hormigas comenzaron a transportar estos hongos a los nidos de reciente fundación.
Diversos estudios sugieren que las interacciones simbióticas son más complejas de lo que se creía. Se ha descubierto que en los cultivos de hongos mantenidos por estas hormigas en sus nidos, están presentes una gran cantidad de microorganismos asociados, como hongos filamentosos, levaduras y bacterias que explotan los recursos energéticos de la interacción mutualista.
A manera de ejemplo, se puede menciona a Scovopsis sp. (anamórfica Hypocreales, Ascomycota) un hongo micoparásito del hongo que sirve de alimento de las hormigas y una bacteria filamentosa productora de antibióticos del género Streptomyces que las hormigas llevan en sus cuerpos.
Los antibióticos producidos por estas bacterias ayudan a las hormigas a controlar el crecimiento del Scovopsis sp. en sus cultivos de hongos.
Interacciones como esta nos muestran que aún existe mucho por descubrir y comprender sobre estas hormigas chicatanas, que además de ser utilizadas en muchas comunidades indígenas y rurales como alimento, o como platillo exótico para vender a turistas, también son muy importantes en el ciclo ecológico.
Jorge Castañeda es colaborador especial de ADN Sureste y
Director Editorial de foroambiental.com.mx
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(Con parte de información de Instituto de Ecología A.C)
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