CNN México
Oaxaca de Juárez, 26 de agosto. Cien años han pasado ya desde que el mundo vio nacer a uno de los autores más prolíficos de la literatura latinoamericana: Julio Florencio Cortázar.
“Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos” fue la frase que Google eligió de este autor argentino para festejar su centenario en un doodle, una de las líneas de Rayueladibujada en una ilustración de esa obra.
El hombre que puso su Presencia (1938) como pocos en las letras hispanas nació el 26 de agosto de 1914 en Bruselas, Bélgica cuando su padre fue encomendado a la embajada de Argentina en Bélgica, a La otra orilla (1945) del mundo, como explica el Instituto Cervantes.
Tras pasar la Primera Guerra Mundial refugiado en Suiza, dio La vuelta al día en ochenta mundos (1967) y regresó a Argentina natal de sus padres y tras aprobar El examen (1986) se convirtió en profesor en 1932, aunque a lo largo de su vida también estudió Filosofía y Letras.
Al principio de su historia como escritor, Las armas secretas (1959) que usó Cortázar fue, entre otras, publicar sus primeras obras con el seudónimo de Julio Denis. Los problemas políticos y Todos los fuegos el fuego (1966) que vivía lo llevaron a salir de su país, principalmente a París.
En su exilio se convirtió en traductor de la UNESCO. Sus trabajos con los libros de Edgar Allan Poe influyeron en su obra, como en Bestiario(1951), explica el Instituto Cervantes. En los años 1950 también publicóFinal del juego (1959).
La década de 1960 fue quizás la más prolífica de este autor argentino, pues además de haber ideado un 62, modelo para amar (1968), algunas Historias de cronopios y famas (1962), y pasar horas frente aTodos los fuegos el fuego (1966) creó una de sus obras más destacadas: Rayuela.
Esa vasta obra de 1963 se ha convertido en una de las referentes de una época de exuberancia de la literatura de América Latina, y fue el principio de Los premios (1960) para Cortázar a nivel internacional.
Su “andadura política” por el mundo lo lleva a involucrarse en la política latinoamericana, recuerda el Instituto Cervantes. Apoyó a políticos como el presidente chileno Salvador Allende y al líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, mientras su Argentina vivía Años de alambradas culturales (1984) por los problemas políticos.
La obra que refleja su pensamiento político de ese entonces es El libro de Manuel (1973), un acercamiento a los debates ideológicos de América Latina en la segunda mitad del Siglo XX.
El surrealismo, la claridad en la expresión de las emociones y hasta los debates filosóficos destacan en la obra de Cortázar, quien “destaca por sus misceláneas o del género almanaque, donde mezcla narrativa, crónica, poesía y ensayo”, explica el Instituto Cervantes.
De su obra, la poesía tuvo un lugar destacado, como en Pameos y meopas (1971) y contenidos en muchas de sus obras, como Un tal Lucas (1979) lo sabe. Pero también destacan sus obras de relatos comoQueremos tanto a Glenda (1980) y cuando escribió sobre Los autonautas de la cosmopista (1983).
A pesar de que hoy es uno de los autores más reconocidos, en su vida no hubo grandes premios. Casi todos han sido de manera póstuma.
Las Deshoras (1982) en la vida de Cortázar llegaron en París, donde seguía escribiendo a pesar de sus problemas de salud. Poco antes de fallecer publicó Salvo el crepúsculo (1984), e incluso hubo unos Papeles inesperados que se publicaron 25 años después de su muerte, en 2009.
El Final del juego (1956) llegó para Julio Cortázar el 12 de febrero de 1984.