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Oaxaca de Juárez, 11 de enero. De acuerdo al Washington Post, la prosa a veces bromista de Penn reveló una admiración inquietante por el hombre que es uno de los principales actores en las sangrientas guerras de las drogas del país, que han reclamado por lo menos 100 000 vidas en la última década.
El diario estadounidense The Washington Post (TWP) señaló en una nota publicada tras darse a conocer la entrevista que realizó el actor estadounidense Sean Penn con Joaquín “El Chapo” Guzmán, que esta representa un conflicto de intereses entre el periodismo y el entretenimiento, además de que es un agravio a los periodistas en México, donde más de 60 periodistas han sido asesinados o desaparecidos en la última década, según la organización Comité para Proteger Periodistas.
TWP aborda el caso del jefe de la oficina en la ciudad de México del Dallas Morning News por casi dos décadas, Alfredo Corchado, quien ha estado en las líneas del frente de la lucha periodística para documentar el precio brutal de la violencia por las drogas en todo México, país que, según Reporteros sin Fronteras es “uno de los más peligrosos del mundo para los periodistas” ya que “son amenazados y asesinados por el crimen organizado o funcionarios corruptos con impunidad. El clima de miedo resultante lleva a una autocensura y mina la libertad de información”.
El artículo firmado por el periodista Petter Holley, señala que las historias sobre corrupción del gobierno, el éxodo de la clase media mexicana y la violencia por las drogas han hecho que Corchado reciba numerosas amenazas de muerte que lo obligaron a huir del país por meses en una ocasión. Como varios de sus valientes contemporáneos mexicanos, él ha tratado de seguir adelante, incluso cuando regiones enteras de la nación acosada —Sinaloa, Tamaulipas y Durango— han visto a sus medios independientes silenciados por el espectro de la violencia.
En estos lugares, señala Corchado a Holley, “nadie publica algo sin aprobación del cártel, incluido —al parecer— Sean Penn”.
“Para Corchado y muchos de sus colegas, allí radica el problema con el controvertido recuento de primera mano del actor estadounidense con el tristemente célebre señor de las drogas Joaquín “El Chapo” Guzmán. Corchado dijo que el artículo —publicado el sábado por Rolling Stone y entregado con la aprobación de Guzmán antes de hacerse público— es evidencia del conflicto inherente entre el periodismo y el entretenimiento“, señala Holley.
“Cuando en realidad no estás desafiando a la persona y has acordado entregar el artículo para su aprobación, suena más como un entretenimiento de Hollywood”, dijo Corchado, quien recientemente fue nombrado el director fronterizo de la Escuela de Periodismo Walter Cronkite de la Universidad Estatal de Arizona, a The Washington Post. “No está a la par del sacrificio de muchos de mis colegas en México y alrededor del mundo quienes han perdido sus vidas luchando contra la censura”.
“¿Él está sirviendo al público o está engrandeciéndose a sí mismo?”, añadió Corchado, refiriéndose a Penn.
Es una pregunta que se ha propagado por el mundo periodístico, con el artículo de Rolling Stone atrayendo tantas críticas como sin duda ha atraído clics.
The Washington Post recapitula y cita a la reportera Dana Priest, de The Post, que en diciembre señaló que los lectores de periódicos en México “no están conscientes de las decisiones de vida o muerte que los editores toman todos los días para no enfurecer a los diferentes comandantes de los cárteles locales”.
Hildebrando “Brando” Deandar Ayala —editor en jefe de El Mañana, uno de los periódicos más antiguos y grandes de la región con una circulación impresa de 30,000— dijo a Priest que someterse a las exigencias de censura del cártel es una táctica de supervivencia.
“Lo haces o mueres, y nadie quiere morir”, dijo él a The Post. “La autocensura, ese es nuestro escudo”.
Él añadió: “Los lectores nos odian a veces. Pero no conocen los riesgos reales por los que pasamos”.
El reporte de Priest al que refiere TWP señala que “cuatro periodistas de El Mañana han sido asesinados en los últimos 10 años. Otros sobrevivieron a intentos de asesinato, secuestros y ataques con granadas y ametralladoras a sus oficinas. A Deandar le han disparado, secuestrado y le prendieron fuego a su hogar, dijo él”.
El reporte añade:
Los tres periódicos más grandes de EE UU cercanos —el Brownsville Herald, el Monitor en McAllen, Texas, y el Laredo Morning Times— prohíben a sus reporteros cruzar la frontera para reportar porque es demasiado peligroso, según los editores de los periódicos.
Para muchos observadores, la prosa a veces bromista de Penn reveló una admiración inquietante por el hombre que “es uno de los principales actores en las sangrientas guerras de las drogas del país, que han reclamado por lo menos 100 000 vidas en la última década”, según Quartz.
“Conforme te zambulles más profundamente en el desorden disperso, se hace más claro que Penn alberga una especie de reverencia inspirada en Hollywood por El Chapo”, escribe Melissa Cronin de Gawker en una entrada que cataloga las peores frases del artículo.
Para otros, el recuento controversial de Penn era reminiscente de la debacle de 9 000 palabras de la revista sobre una violación tumultuaria en la Universidad de Virginia que nunca ocurrió.
Jeet Heer, un alto editor de New Republic, aludió el recuento fabricado en Twitter, escribiendo: “Rolling Stone deja de lado los estándares de ética periodística para obtener un artículo que atraiga una atención enorme. ¿Qué podría salir mal?”
Otros, como el vice corresponsal Danny Gold, retó a los periodistas por su hipocresía. Él argumentó que Penn hizo lo que cualquier otro periodista desesperado por la exclusiva más buscada en el mundo hubiera hecho, según CNN.
“Nunca he sido fan del periodismo de Penn”, escribió Gold, “pero yo y cualquier otro periodista hubiéramos comprometido mucho más para conseguir una entrevista con El Chapo. Cualquiera que diga lo contrario está mintiendo”.
Chris Hayes, de MSNBC, señaló que las consideraciones éticas tienen una manera de volverse inmateriales de frente a un “tráfico enorme”.
Joel Simon, director ejecutivo del Comité para Proteger Periodistas, dijo a The Post que él permitiría a los medios debatir la ética de las acciones de Penn. No obstante, antes de elaborar un juicio, él sugirió que la gente considere el grado de autocensura que ocurre en las comunidades de todo México. Los periodistas en México, señaló él, no reciben protección de su gobierno, lo cual a menudo es cómplice de los riesgos que toman al escribir.
Al considerar que las reuniones con miembros de alto nivel de los cárteles y los medios son “tremendamente inusuales”, pero no inauditas, él dijo que el artículo del actor debería ser juzgado por lo que revela.
“¿Los periodistas deberían siquiera entrevistar criminales?”, preguntó Simon. “Yo diría que por supuesto”.
“Pero si como periodista entrevistas a alguien como El Chapo, más te vale dar algo de información valiosa e importante, en mi opinión”, añadió él. “En este caso en particular, él tenía un encargo de una publicación tremendamente visible e importante, y si entregó un artículo digno de los riesgos que tomó, eso es algo que los editores deben decidir y los medios en sí deberían debatir”.
Al señalar cuán rara es una entrevista semejante, Corchado dijo que él espera que surja alguna perspicacia por darle al público cualquier atisbo del cerebro criminal. Y aun así, lo inquieta cómo se adquirió la información.
“¿Yo y otros periodistas habríamos deseado conseguir la entrevista?”, añadió él. “Por supuesto, pero dudo que nos hubieran provisto de las mismas protecciones que a una estrella de Hollywood. La entrevista también se dio con grandes condiciones, como la aprobación final del artículo por El Chapo. Ello equivale a la censura similar que mis colegas mexicanos enfrentan hoy día. Excepto que si ellos no cumplen, tal vez no vivan otro día para contarlo”.