Entre olvidados y ausentes
Fernanda Cardoso
Oaxaca de Juárez, 13 de agosto. Todavía recuerdo aquel día en el que vi “Promesas” un documental que relata la vida de niños palestinos e israelitas conviviendo en Jerusalén. Dicho filme intenta retratar una realidad cotidiana no sólo en Medio Oriente, sino alrededor de un mundo donde los más viejos hemos hecho tan poco por prevenir del odio a las nuevas generaciones. No obstante, hoy tocó el turno al desatinado Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.
Con su ya conocido estilo, afirma que “aunque pocos lo crean” él se interesa más por Palestina que los propios palestinos, pues la semana pasada un robo de ayuda humanitaria fue atribuido al grupo terrorista “Hamas”. Todo habría quedado como un mero comunicado hasta el momento en el que argumenta que dicho grupo “roba a niños empobrecidos para matar niños judíos”. Particularmente, no logro recordar, hasta ahora, un comentario por demás perverso y malintencionado, no por el hecho de que Hamas hubiese robado ayuda humanitaria sino porque el Primer Ministro de Israel trata de sembrar el miedo, la duda y la sospecha poniendo como ejemplo una masacre de niños.
Es ahí donde uno no puede dejar de reflexionar quién tiene la obligación de proteger a los niños, qué es lo que sucede con los casos de abuso sexual por parte de Cascos Azules en Congo o qué está haciendo la comunidad internacional por salvaguardar la infancia de los miles de niños que a diario se exponen para llegar a un futuro incierto desde Siria hasta Europa. Es decir, qué hacer cuando desconfiamos de los que, en teoría, vienen a defendernos.
Es verdad que hay ocasiones en las que cansa hacer de todos los días un esfuerzo porque nuestros niños tengan su tan merecida “infancia mágica” pero qué hemos hecho como comunidad internacional por cuidar aquella inocencia en niños que no han visto más que tragedia, abuso y escases. Tal vez, valga la pena recordarle al señor Netanyahu que la mayor parte de la responsabilidad de la pobreza en Gaza es patrocinada por el gobierno de Israel, así como también hay que recordarle que fue Israel quien disfrazaba bombas expansivas de bolsas con ayuda humanitaria, toda vez que el Primer Ministro alega preocuparse tanto por los niños palestinos.
Entones ¿quién tiene la responsabilidad de salvaguardar la infancia? ¿Las instituciones internacionales, la sociedad, la familia o los propios niños? mismos que a pesar de todo, siguen encontrado la magia aún en las circunstancias más adversas.