Oaxaca de Juárez, Oaxaca. 10 de junio. El abstencionismo, que fue el ganador absoluto en las elecciones del domingo pasado, formó parte del plan elaborado por el Partido Revolucionario Institucional para lograr mayoría en la próxima legislatura federal, en las gubernaturas y demás cargos electorales. Varios factores influyeron para alejar a la ciudadanía de las urnas, entre los que destacó el clima de violencia y el repudio a los partidos políticos. El vandalismo magisterial fue determinante, pues el anunciado boicot, seguido de actos de barbarie, contribuyeron a atemorizar a la población. Los asaltos a las oficinas priístas y la destrucción y quema de su mobiliario y documentación, hicieron víctima a ese partido, que aprovechó esos ataques para convertirlos en propaganda a su favor.
La semana electoral fue terrible. La toma de las plantas de Pémex fue uno de los peores atentados contra el pueblo oaxaqueño, que quedó prácticamente paralizado por la falta de combustible. Su impotencia sólo tuvo como desahogo expresiones verbales contra la delincuencia organizada en la sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Hubo algunos intentos de desalojo por parte de los transportistas, pero desistieron ante la falta de unidad gremial y de apoyo gubernamental. Lo más negativo fue la llegada espectacular de las tropas federales, supuestamente para impedir el boicot a las elecciones, que sólo sirvió para atemorizar más a la población e impedirle cumplir con su deber cívico.
El día de las elecciones el terrorismo magisterial se acentuó impidiendo la instalación de casillas en varios lugares del estado, asaltando otras e incendiando boletas en la vía pública, sin que intervinieran las fuerzas federales, por lo que su presencia quedó reducida a ahuyentar a los votantes. Se demostró, como se había pronosticado, que el abstencionismo, el voto nulo y en blanco favorecerían al institucional, que en estas elecciones, a pesar del caos y la violencia, salió más fortalecido que en otras ocasiones, recuperando varios distritos electorales y colocándose como primera fuerza política en el estado y en toda la República. La aparente fuerza magisterial en la toma del aeropuerto y el desalojo de militares de la planta Pémex del Tule y de las sedes del Instituto Nacional Electoral, dan la impresión de alianza con el tricolor por la tolerancia que se les tiene, que coincide con su triunfo electoral.
Otro factor importante en los resultados electorales es la ingobernabilidad que se vive en la entidad, que propicia la inseguridad y la crisis económica. Muy lamentable resultó la prueba de un gobierno del cambio, porque si éste ha ocurrido es para agravar la situación que se vivía con el priato. Por eso también es seguro que este partido recobrará el poder en las próximas elecciones. Un anticipo es que los precandidatos priístas, que radican en la ciudad de México, hayan venido a votar aquí. Cualquiera de los que se mencionan puede resultar triunfador, porque aparte de que todo el equipo gabinista está quemado, incluyendo a los partidos que lo apoyaron, el pueblo ya está cansado de tantos engaños y promesas falsos. La impunidad y la corrupción siguen galopantes, como los bloqueos y marchas anti populares, porque el gobernador deja hacer y pasar como si no representara ninguna autoridad. Con el pretexto de que no es represor, se muestra complaciente con todos los agitadores profesionales que se dicen luchadores sociales sólo porque alteran el orden y la paz, como los maistros que han vuelto a invadir el centro de la ciudad, a pesar de su triunfo electoral, anunciado como boicot. A mayor abundamiento, los asaltantes de casillas e incendiarios de boletas electorales que fueron detenidos durante la comisión de los delitos federales, de inmediato fueron puestos en libertad, posiblemente hasta con disculpas de las autoridades judiciales. Así está la justicia en el estado y en todo el país, por eso es una ingenuidad creer en sus instituciones y en el estado de derecho.
De acuerdo con los resultados obtenidos por el Programa de Resultados Electorales preliminares, dados a conocer por el Instituto Nacional Electoral, el PRI se coloca como la primera fuerza política del país. En la información publicada en el diario La Jornada, se dice que en “el balance, Oaxaca mantiene la atención de los consejeros electorales; en esa entidad tres distritos concentran el interés por la conflictividad social que registraron, las complejidades en cuanto a la distribución de paquetes electorales y la violencia durante la jornada: Teotitlán, Juchitán y Pinotepa Nacional. Aunque la víspera existía la posibilidad de que en esos tres distritos oaxaqueños se llegaría a la nulidad, el lunes los consejeros estimaron que el problema podría reducirse a Teotitlán. El reporte de violencia y paquetes robados es lo que podría llevar a esa medida extrema, algo que no pasa desde 2003. Sin embargo, si bien determinar la nulidad es una decisión que adopta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, como parte de la fase poselectoral, en el análisis de consejeros se revisaba aplicar la causal de ‘fuerza mayor’, para evitar llegar al supuesto de que con 20 por ciento de casillas anuladas se cancela la elección.”
En la ciudad de Oaxaca los problemas fueron graves, pero no pasaron de impedir la votación mayoritaria. El voto minoritario fue el que favoreció principalmente al partido oficial. No fue, como algunos voceros oficiales lo han proclamado, un triunfo de la democracia sino del juego político existente, en el que los maistros siguieron jugando importante papel con la prórroga de su paro indefinido, que desde luego les redituará grandes beneficios económicos, sobre todo a sus dirigentes. Cumplida su misión electoral, ahora les queda seguir perjudicando a la niñez oaxaqueña, que a punto de concluir el ciclo escolar, no han logrado el mínimo de aprovechamiento, con lo que se continuará el rezago educativo en la entidad.
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