Oaxaca de Juárez, 5 de enero. Una vez me dijeron que si yo quería distribuir algo en mi estado (Oaxaca), tenía que valerme de solo tres instituciones que cubrían con su presencia la totalidad del estado, esas eran, en ese orden, la CocaCola, el Magisterio y la Iglesia…tenían razón… ni las Sabritas llegaban tan lejos.
Y si eso pasaba en Oaxaca con su geografía abrupta y sus caminos de terracería, pues en el resto del país, es seguro que pase lo mismo, por eso cuando hubo imponderables como el Huracán Paulina, las cadenas de distribución de CocaCola ayudaron al gobierno federal a llevar hasta los lugares más alejados, botellas o bolsas de agua y productos.
Eso lo aprendieron bien los gobiernos federales emanados del PRI y el PAN y por eso crearon sus propias bodegas para almacenar y repartir productos de primera necesidad que además eran muy útiles en caso de imponderables. Lo mismo hizo el sector salud, las bodegas de medicamentos salpicadas por todo el territorio nacional, daban cobertura universal a los mexicanos en cuanto a vacunas para niños y medicina a los nosocomios del sector e incluso los privados en algunos casos.
Por eso la “mega” farmacia que acaba de inaugurar el peje no es otra cosa más que una mega ocurrencia. En un país como México que se mueve por gasolinas o por turbosina, no es rentable concentrar el total de los medicamentos en una bodega enorme, eso es un error descomunal.
Pero si el solo hecho de construirla y gastarse preciado recurso que puede servir para comprar oncológicos para los niños con cáncer ya es un error, sujetarla a controles como el número de receta, la cédula profesional del médico, la CURP del paciente y todo eso salvo que te conteste un fulano que atiende un call center, pues puede tener como consecuencia la muerte del enfermo.
Los medicamentos estarán centralizados en Huehuetoca, municipio del Estado de México, muy cerca de la capital Toluca donde, cierto, hay un aeropuerto que es funcional, sin embargo para que un medicamento llegue a la Sierra Sur de Oaxaca, digamos al municipio de San Francisco Ozolotepec, debe salir en vuelo de Toluca a CDMX, transbordar a uno que viaje a Oaxaca, tomar la carretera federal 175 y desviarse a la altura de La Venta Paxtlán para subir hacia la Ciénega y luego bajar en terracería hasta el municipio citado.
El recorrido por tierra es aproximadamente de 150 kilómetros, pero el tiempo del trayecto es de poco mas de cuatro horas y media por lo abrupto y curveado de la carretera, no es posible ir a 70 km por hora en esas carreteras de Oaxaca. Si le añadimos el tiempo de logística entre los aeropuertos de Toluca, CDMX y Oaxaca, el medicamento llegará por lo menos dos días después de solicitado y, si es un paracetamol no hay problema, pero si es un medicamento capaz de salvar una vida, el paciente habrá muerto antes que llegue.
Se llama LOGÍSTICA, incluso hay una carrera universitaria: Ingeniería Logística porque no es algo que se aprenda con tutoriales en YouTube sino un asunto lo suficientemente delicado como para que haya universidades que enseñen la profesión. Dicen los gringos “time is money”, pero en el caso de las medicinas yo diría “time is life”.
El problema del peje, es que no entiende inglés y menos logística por eso centralizar el abasto de medicamentos en una “mega” farmacia, será otro de los fracasos de obrador que se sumará al Tren Maya, al Chaifa, a Dos Bocas y al Interoceánico que por cierto el fin de semana pasado descarriló uno de sus vagones en el municipio oaxaqueño de Matías Romero y no porque el trazo esté mal (lo hizo Porfirio Díaz hace más de 100 años), sino porque los materiales de la reconstrucción son como la transformación obradorista, de cuarta y porque no le pusieron balastro, esa roca que importaron a precio de oro desde Cuba.
¿Qué nos queda entonces?, pues pagar nuestros medicamentos para que lleguen pronto o, y eso hay que tomarlo muy en cuenta, quitarle el poder a los inútiles y dárselo a quienes sí piensan y saben de logística, es decir, NI UN VOTO A MORENA EL DOS DE JUNIO DE 2024.
@leyvaguilar
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