Fernanda Cardoso
Oaxaca de Juárez, 8 de julio. Como “negligencia defectuosa” describe el informe que se encargó de las investigaciones respecto al papel de Reino Unido durante la guerra de Irak.
A la ya tensa situación en Reino Unido se suma una oleada de cuestionamientos y condenas hacia la coalición internacional integrada principalmente por Estados Unidos, Reino Unido y España, entre otros.
No obstante, el informe dirigido por Sir John Chilcot no dice nada nuevo a lo que se decía una década atrás cuando Estados Unidos se empeñó en culpar a Irak de los atentados del 9/11. Entre la responsabilidad de proteger, ayuda humanitaria, legítima defensa, no hay una sola justificación que nos ayude a explicar la intervención de Estados Unidos en Irak y menos que nos explicara qué hacían entre los ofendidos Reino Unido y España.
Tal vez no se recuerde las múltiples jornadas que estableció Tony Blair con la población civil que le pedía que por favor no enviara tropas a Irak, suplicas que nunca dieron frutos. Años fueron los que la intervención en Irak no sólo dejó muertos de la coalición internacional sino que empobreció aún más a Irak que ya había tenido que echar mano de “Oil for food” para mitigar los estragos de los bloqueos económicos.
Hoy por hoy puedo asegurar que más de un dirigente de occidente daría lo que fuera por tener un Saddam Hussein que pudiera apaciguar los ánimos y brindar estabilidad en aquellas tierras que tanta ambición y codicia despiertan n este lado del mundo.
A la fecha, se sigue sin entender de qué manera Irak, como sujeto de derecho internacional, era responsable por un atentado cometido por un grupo terrorista bien identificado y reconocido por tal a nivel internacional, asimismo se sigue sin entender (como sucedió en Ruanda, Kosovo, Congo) el papel de Naciones Unidas cuya resolución vinculante resultó ser un mero consejo para tres de los países más poderosos del mundo.
Claramente lo que en realidad nos dice el informe Chilcot es que la intervención de la coalición internacional sólo dejó tragedia, pobreza, hambre, muerte y sospecha en un territorio cuyas costumbres y tradiciones resultan tan desconocidas para occidente que no loga vislumbrar todavía las consecuencias de su necedad. Al tiempo que nos habla de que lamentablemente el derecho internacional sigue siendo para unos cuantos y sigue sin ser un mecanismo eficiente para quebrantar las ambiciones de ciertas naciones.