Oaxaca de Juárez, 14 de diciembre. La mañanera de este miércoles nos permitió ver a través de otra ventana, la razón por la cual nos encontramos en el actual nivel de violencia e inseguridad. Se lo debemos al intercambio entre una experimentada reportera independiente de Sonora, Reyna Haydee Ramírez, y el presidente Andrés Manuel López Obrador. El contexto fue el episodio del viernes pasado en Texcapilla, un ejido donde los campesinos, que por largo tiempo han sido extorsionados por una célula criminal de La Familia Michoacana, los enfrentaron y mataron a 10 de sus integrantes, donde la crudeza de los hechos presentados por Ramírez se estrelló contra la negación del Presidente y las mentiras al tratar de desviar las preguntas.
Ramírez habló de varias ciudades y comunidades del país donde la gente recurre a la delincuencia para que hagan justicia, dentro de un marco general de pregunta, que no cuestionamiento, sobre las razones de la inseguridad. Le recordó también que él despertó la esperanza de que hubiera paz. “Muchísima gente, muchísima, piensa que las cosas están mejorando”, respondió. “Hay muchísimos mexicanos, millones de mexicanos, que sostienen que estamos mejor, que piensan que las cosas están mejorando”, dijo, sin aportar nada sólido para respaldar su dicho. “No hay ninguna encuesta, ni las que hacen nuestros adversarios, donde salga el gobierno reprobado”.
Esto es falso. Las encuestas serias, que a él le gustan si salen los números de acuerdo a como se percibe y se molesta cuando no, reprueban la gestión del gobierno en seguridad, aunque siguen sin adjudicarle ninguna responsabilidad, que entre otras cosas le permite mantener altos números de popularidad. Incluso, dos casas encuestadoras que tienen un sesgo hacia el Presidente y Morena, lo desmienten. Demotecnia-De las Heras apuntó en su encuesta nacional en diciembre, que lo peor que ha hecho el Presidente es no disminuir la inseguridad. Enkoll, en su encuesta al quinto año de gobierno, encontró que, como ha sucedido desde agosto del año pasado, la seguridad es el principal problema del país.
La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana reportó en su último informe trimestral que en septiembre seis de cada 10 personas mayores de 18 años se sentían inseguras. Un informe de la organización no gubernamental Impunidad Cero reveló que 47% de los mexicanos considera que la impunidad ha ido en aumento y 38% consideró que la impunidad sigue igual. Sólo 14% cree que ha disminuido. Si se contrapone con los dichos del Presidente, únicamente 1.4 personas de cada 10 está en “los millones” que dicen que las cosas están mejor.
Ramírez había comenzado su batería de preguntas con una concisa, que buscaba su reflexión: “¿Por qué México ha llegado a que los ciudadanos intenten tomar, defenderse ellos mismos?, ¿dónde está el Estado, Presidente, para garantizar la seguridad de los mexicanos”.
La respuesta fue evasiva. “Estamos trabajando… que no tengan que ser los ciudadanos los que se hagan cargo de la defensa, lo que pasaba antes”, dijo.
-”Está pasando aquí en México, ahorita”.
-”Sí, todavía en algunos casos, pero es la excepción, no es la regla”.
-”Texcaltitlán (el municipio donde se encuentra Texcapilla) es excepción?”.
-”Sí, sí, sí, ahí por ejemplo…”.
-”¿Michoacán? ¿Guerrero?”.
-”Sí, sí, en algunos casos”.
-“¿Tamaulipas?”.
-”Ya, pero sí, igual”.
-“¿Sonora?”.
-”Sí, muchísimos casos, pero nunca, nunca, igual”.
Coincidentemente Milenio, periódico que no puede decirse que tiene una línea crítica con el Presidente, publicó una revisión analítica del censo de población del INEGI, donde registró que en los últimos 20 años un total de 680 municipios en el país han sido abandonados por la violencia de los cárteles de la droga. En México, abundó Azucena Uresti en X y en Milenio Televisión, en 231 –9%– de los 2 mil 457 municipios no se puede vivir por la violencia, y uno de cada 10 se ha convertido en pueblo fantasma por la violencia de los cárteles de las drogas. Todavía más, de acuerdo con otros expertos, en 10% de los municipios mexicanos se genera más violencia que en la invasión rusa a Ucrania.
López Obrador trató de llevar el diálogo al campo del sofisma. “¿Conoces de algún presidente de los últimos tiempos que haya atendido el tema de seguridad todos los días, que haya recibido de lunes a viernes, de 6 a 7 de la mañana, el reporte de lo sucedido en las últimas 24 horas del país? ¿Conoces a algún presidente?”, le contrapreguntó a la periodista, que le respondió:
“De qué le sirve a los ciudadanos que ustedes se reúnan todos los días si vemos lo de Texcaltitlán, si vemos lo de Guerrero, si vemos lo de Sonora”.
-”Pero si no nos reuniésemos todos los días…”.
-”¿Estaría peor el país?
-”Sí. Sí. Sí, sí, sí. Exactamente”.
El país sí está peor que antes, como se demostró el lunes en este espacio. En su último año de gobierno, López Obrador rebasó en muertos todo lo que hubo en el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto; en 2022, superó por 25 mil los que hubo en la gestión del presidente Felipe Calderón. En 2020, el total durante el gobierno de Vicente Fox. Y en 2021, dejó atrás el registro de las presidencias de Ernesto Zedillo y Carlos Salinas.
Presumir las reuniones del gabinete de seguridad cada mañana, no es para confortar a nadie, sino para alarmar a todos. Si, como aseguró el Presidente, ahí reportan de toda la violencia que se dio la víspera para atender el fenómeno, lo único que se puede concluir es que el gabinete de seguridad es una caterva de incompetentes que, pese a tener la información, es incapaz de diseñar una estrategia que dé resultados.
No hay manera de ocultar este sexenio de horror en materia de violencia y asesinatos. La realidad derrotó a López Obrador y cargará por siempre con cuatro de los cinco años con más homicidios dolosos –faltando uno– en la historia del país. Pero, sobre todo, por la derrota del Estado mexicano, que no cumplió con aquello para lo que fue creado: la seguridad de sus ciudadanos.
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