Oaxaca de Juárez, 24 de agosto. La humanidad entera se ha consternado por el asesinato del periodista estadounidense por parte de miembros del Estado Islámico. La crueldad de la situación y la manera de divulgación, formó un precedente terrible para la historia de la humanidad. En esta ocasión,invitó a la reflexión del salvajismo del que hemos sido testigos todos.
El asesinato de James Foley, es una muestra clara del poco valor que tiene hoy en día la vida de las personas. Parecería que nos transportamos a aquellas épocas donde las persecuciones se debían a causa de la religión o la nacionalidad. Pues bien, éstas variables están presentes en los homicidios que comete este grupo terrorista dentro de países como Irak y Siria.
El gobierno de Obama tiene la responsabilidad de cuidar y velar por sus ciudadanos en ese lugar del mundo, al mismo tiempo se tiene que respetar el principio básico de no negociar con terroristas. La necesidad de salvaguardar la vida de otros estadounidenses en manos del Estado Islámico, ha puesto al gobierno de Obama en una posición inconveniente, en la que seguramente se echará mano de toda la maquinaria del Estado para amortiguar la situación.
Pienso que si bien no es la primera vez que se ejecuta a prisioneros de guerra, nunca había sido tan comercial la manera en la que los videos se difundieron alrededor del mundo. De ahí que la muerte del periodista fuera motivo de morbo y curiosidad de las personas que compartían el video en las distintas redes sociales.
Por lo anterior, cabe preguntarnos dónde ha quedado la humanidad que nos haría guardar discreción y distancia de situaciones tan penosas y salvajes como la anterior, dónde queda el respeto por la víctima y por las personas que podrían ver el video, de cómo condiciones ajenas a uno podrían terminar con la vida de alguien.
En lo personal pienso, que la actitud de los cibernautas con respecto al video, difundiendolo de manera morbosa, no fue un acto de conciencia y mucho menos de humanidad. Lo anterior sólo es muestra de lo mucho que nos falta como humanidad para responder ante determinadas situaciones y la enorme desinformación que tenemos sobre el uso de herramientas como las redes sociales.