Debate Trump- Clinton
Fernanda Cardoso Caballero
Oaxaca de Juárez, 27 de septiembre. El debate entre los dos posibles presidentes de Estados Unidos esperaba ser una especie de “best seller” para las cadenas televisivas. Nos encontramos con una Hillary muy segura de sus proyectos y muy segura de lo que dice. Por otro lado, también vemos a Trump acelerado y acalorado esperando a rebatir todo lo que la ex Secretaria de Estado afirma.
Una vieja regla de los debates afirma que la impotencia genera violencia, claramente la única manera en la que Hillary puede superar las actitudes barbajanes de Donald Trump es ser “mujer de estado”; la formación empresarial de Trump no tenía las tablas para poder ganar un debate donde se tratan temas no sólo de impuestos o empleos, sino de problemas que Estados Unidos enfrenta al exterior.
Nuestro vecino del norte no necesita a alguien dirigiéndolo que tenga “idea” de dinero, Estados Unidos necesita a una persona que tenga consciencia de que todas las decisiones que se toman al interior de ese país repercuten en la vida diaria de cientos de miles de personas en todo el mundo. El empresario tiene claro que Estados Unidos está lleno de personas que “no saben lo que hacen” al igual que él que carece de la total pericia política para dirigir a cualquier nación.
La clara ganadora fue Hillary Clinton al guardar en todo momento la calma ante las ofensas de Trump, así pues queda más que claro que éste último carece de todo proyecto de nación y por más que quiera traducir todos los ámbitos en dinero, la estrategia le resulta complicada cuando se habla de temas que a todos luces no conoce.
La buena noticia es que nuestros migrantes tendrán la oportunidad de seguir luchando por mejores condiciones con un gobierno menos dogmático que el que pretende instaurar Trump. No obstante, la falta de claridad del gobierno de Peña Nieto ha hecho que seguramente tengamos muy mala imagen ante la posible primer mujer presidente de la nación más poderosa del mundo… y nuestro primer socio comercial.
Paradójicamente es que el Trump acalorado y nervioso que vimos en el debate es el mismo que hemos visto desde el momento en el que mostraba sus deseos por ser el candidato republicano a la presidencia. Triste resulta ver cómo poco a poco la actitud de barbaján, ignorante y atrevida de Trump ha quedado chica ante las exigencias de los votantes.

