Oaxaca de Juárez, 11 de septiembre. La soberbia siempre será mala consejera; de ahí que humana y espiritualmente sea el mayor pecado al atentar contra la inteligencia que nos hace a imagen y semejanza de Dios. Esa es la grandeza del ser humano.
Y lo es más todavía, cuando es acompañada de la ambición desmedida por el poder y el dinero. Es la maldición mayor de las y los oaxaqueños a resultas del enloquecimiento de gobernantes, políticos y funcionarios.
Como ocurre cíclicamente cada tres y seis años, una vez más, los ex gobernadores, políticos y servidores públicos en general siguen haciendo de las suyas al saquear el dinero del pueblo sin llenadera alguna.
Lo peor de todo es que operan como delincuencia organizada con total impunidad, a sabiendas que la Ley se aplica casuísticamente en su contra única y exclusivamente por venganza política más que por hacer justicia.
En tales condiciones, asistimos al torneo y hoguera de las vanidades en los que los ex gobernadores individualmente o aliados entre sí, pretenden mantener su maximato transexenal, a través de sus hijos e hijas.
Incongruentes farsantes como son, los ex gobernadores contradicen permanentemente los reclamos vertidos en su momento político a sus adversarios: “Los que ya bailaron que se sienten”. Jajaja. De verdadera risa loca sus actuaciones.
Pero aún hay algo peor: la desesperación por imponer a su hijo Alejandro Ismael Murat Hinojosa como candidato a gobernador, ha llevado a José Nelson Murat Casab a atentar contra su propio partido y sus propios correligionarios.
Pepe, no soportó que el senador Eviel Pérez Magaña y el diputado federal Samuel Gurrión Matías aparecieran mejor posicionados que su junior en la encuesta que mandó levantar el propio Partido Revolucionario Institucional (PRI).
No obstante, Pepe Murat, no es el único enloquecido por la desesperación de llegar nuevamente al máximo poder político en el estado de Oaxaca, mediante la imposición de la candidatura de su vástago en la gobernación.
Ello ocurre con todo y que se apoderó de las dirigencias estatales de los partidos Movimiento Ciudadano y Verde Ecologista, a través de su compadre José Soto Martínez y de su mozo de estoques Moisés Molina Reyes, en complicidad con las dirigencias nacionales.
No menos desesperado está el senador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Benjamín Robles Montoya, a quien acusan de ser el autor intelectual de la embestida contra los negocios de su acérrimo enemigo político-económico, Jorge Castillo Díaz.
Sabedor de los intereses económicos de il capo di tutti capi, jefe de jefes del Cártel de saqueadores del gobierno de la alternancia, con participación de Eligio Hernández y Alberto Vargas; Benjamín golpea las ventas de la Macroplaza Oaxaca vía el lumpen de la CNP.
Lo mismo hace el ex vicegobernador en pleno corazón turístico del Centro Histórico al golpear los restaurantes establecidos en los portales del Zócalo capitalino, mediante las hordas salvajes del Comité de Defensa de los Derechos Indígenas (Codedi).
Encabezado por Abraham Ramírez y armados con machetes y palos, los activistas, presuntamente manipulados por el senador perredista Benjamín Robles, sembraron el terror al bloquear los accesos e impedir violentamente que abrieran los negocios.
Ni al ministro plenipotenciario con abultada cartera para comprar a todo aquel que esté dispuesto a venderse ni al senador perredista importa hundir nacionalmente la imagen de su amigo, el gobernador Gabino Cué. Jorge utiliza al Cártel de la Sección XXII de la CNTE, Benjamín al Codedi.