Con aportación especial de Jayne Lyons
Oaxaca de Juárez, 15 de febrero. El cacao ha sido parte de la vida cotidiana en Mesoamérica por siglos. Fue usado como moneda, ofrenda para los dioses, puesto en las tumbas para dar consuelo a los muertos y más conocido como una bebida. En un sitio arqueológico Olmeca en el estado de Veracruz con fecha de 1750 BC fue encontrado un frasco con evidencias de su uso para preparar una bebida de cacao. En la costa del Pacífico, en Mokaya, un sitio arqueológico en el estado de Chiapas aún más viejo hubo evidencia del uso de cacao para preparar una bebida alcohólica.
En el siglo XV durante el reinado de los Aztecas adoptaron el uso de cacao. Según su leyenda, el dios Quetzalcóatl dio el cacao a los humanos y por eso él fue rehuido de los otros dioses. Los Mayas tomaron su chocolate caliente, a los Aztecas les gustaba frío, sazonado con diferentes ingredientes como flores del árbol Cymbopetalum penduliflorum, chiles, pimienta gorda, vainilla y miel. Para los aristócratas Aztecas viviendo en el altiplano, no fue posible producir el cacao, entonces fue un producto de lujo usado por sus sujetos para pagar el tributo, el cacao sirvió como dinero.
Cristóbal Colón encontró el cacao en el Caribe y es posible que a Hernán Cortés le fue servido en del corte de Moctezuma. En el siglo XV, el chocolate llegó a ser un parte importante de la vida de los ricos en Europa y en las colonias, pero siempre con algo nuevo, su uso fue controversial. Hubo muchas opiniones médicas sobre el uso saludable del cacao y también hubo preguntas morales sobre la bebida.
Fue hasta el año 1662 cuando el Papa Alejandro VII declaró que tomar chocolate durante días de ayuno no era pecado. El chocolate fue un placer de los ricos y quedó como un producto de lujo entre los siglos XVI y XVIII debido a la cantidad de mano de obra necesaria para producir y procesar el cacao.
Hoy en día, el delicioso chocolate está disponible en muchos restaurantes, cocinas populares, tiendas especializadas y departamentales, abarrotes y pequeños lugares.
Aunque Oaxaca, es un lugar famoso por su chocolate. En la capital, hay un lugar nuevo para probar el “alimento de los dioses” la chocolatería Biziaaro. Se trata de una empresa oaxaqueña, coordinada por Guadalupe Vega Castro, Francisco Suárez Alonso y Rafael Miguel Polo. Ellos usan un cacao 100 % orgánico pero originario del estado de Tabasco. El nombre de su negocio, Biziaaro, quiere decir “cacao grande” en Zapoteca. Ellos ofrecen una selección de productos incluyendo chocolate con diferentes sabores como: cardamomo, avellana, coco, café y el clásico con almendra y canela.
Además de ofrecer sus exquisitos chocolates, el sitio tiene sus toques especiales. Los jóvenes empresarios, Guadalupe y Francisco, han usado los talentos de varios Oaxaqueños en la decoración. El artista Edgar Jahir Trujillo, originario de Ismo, es el autor de una obra que cubre una pared dentro de la chocolatería. Su obra es especial debido que los colores son pigmentos extraídos de tierras de diferentes colores, así como de tintes de origen animal como la grana cochinilla y el matiz vegetal azul añil. Sus imágenes fueron inspiradas por el cacao y se puede ver como cosa de ensueño, un árbol cósmico que nos remite a las sabidurías de diversas culturas prehispánicas en el arte de domesticar, cosechar y procesar el cacao.
El logo de Biziaaro fue diseñado por Daneil Enrique Ortiz, un joven artista egresado de lbuidoa escuela de Bellas Artes de la Universidad Autónoma Benito Juárez, con una especialidad de grabado en madera. El artista José Silverio Herrera, nacido en Huajuapan de León y estudiante en la escuela de Bellas Artes de la Universidad Autónoma Benito Juárez, ha contribuido con bajo relieves en madera, “Flor de Cacao”, “Regalo de Quetzalcóatl” y “Biziaaro” y una pintura sobre el muro, “Chocolate en el tiempo…”.
Ningún pormenor ha sido olvidado en Biziaaro, las bolas de yute artesanal para el chocolate han sido hechas por Rosario Castro Guzmán de Teapa, Tabasco y la alfarería es hecho por Petrona Zarate Peguero de Atzompa. Ella tiene más de 28 años de experiencia ofrece sus artesanías de barro como: macetas, tazas, pocillos, jarros, servilleteros, y floreros.
Si buscan una deliciosa taza de chocolate no se olviden visitar la Chocolatería Biziaaro y disfrutar sus productos y también su medioambiente. La dirección es: Calzada Madero 111-B, Centro Histórico.