Oaxaca de Juárez, 31 de agosto. Cual si fuera película de terror la semana pasada fuimos testigos de un asesinato en vivo perpetrado por Vester Lee Flanagan, que de acuerdo con los reportes del condado de Augusta era un hombre desequilibrado y con varios trastornos de personalidad. En muchas ocasiones hemos tratado el tema de crímenes de odio. Sin embargo, en esta ocasión lo que salta a la vista es la descomposición social de la que somos testigos en el día a día.
El atentado contra la reportera Alison Parker y contra el camarógrafo Adam Ward no son hechos aislados y son cada vez más frecuentes en la Unión Americana. Mucho se ha hablado de la regulación que debe existir en cuanto a la compra y venta de armas. Pistolas, escopetas y rifles están al alcance de todos los que busquen “defenderse” aunque a la fecha sigamos sin saber de qué.
La política de compra de armas en Estados Unidos ha sido tan poco regulado debido al hecho de que Estados Unidos siempre había logrado identificar un enemigo fuera de su territorio. Pero vamos por partes, durante casi treinta años el enemigo en común de todos los Estados Unidos era el comunismo y todas las políticas “populistas” de los líderes soviéticos. Al final de este periodo el terrorismo surgió como el nueve enemigo a vencer.
Lamentablemente países como Iraq, Siria e Irán poco les interesa terminar con el modo de vida norteamericano.
Hoy por hoy, la segregación racial se ha convertido en el verdadero enemigo de los Estados Unidos, las estadísticas son fatales al proponer que aproximadamente diariamente en Estados Unidos se presenta un tiroteo. Por tanto, algo tenemos que hacer ante una sociedad que día con día vive con la incertidumbre de una política armamentista que se ha vuelto en contra de los propios estadounidenses.
Claramente necesitamos una política regulatoria en nuestro vecino del norte, así como también urge una reconciliación entre los tantos que habitamos este mundo y necesitamos tener una certeza de seguridad pronta para éstas y las próximas generaciones.

