Oaxaca de Juárez, 21 de octubre. El miércoles pasado, se llevó a cabo el último debate presidencial entre la candidata demócrata Hillary Clinton y Donald Trump. Si bien para muchos fue el mejor debate que Trump diera durante su campaña presidencial también es cierto que sus primeras dos apariciones habían sido muy malas. Es decir, fue como premiar a un niño por haber sacado siete en el examen.
La realidad es que hubo momentos en el debate donde pareciera que Hillary estaba debatiendo con el moderador que por mucho estaba mejor informado que el multimillonario y que en muchas ocasiones las preguntas del moderador resultaron ser baños de agua bendita para Donald Trump. No obstante, creo que pocas veces se ha analizado aquel fenómeno que permitió que Trump llegase tan lejos, es decir, si bien las cartas están a favor de Hillary Clinton es importante saber cómo México (y el mundo en general) va a lidiar con este movimiento iniciado por este republicano adoptado.
El día de ayer fue decisivo para la candidata demócrata pero también lo fue para darnos cuenta ante qué tipo de discurso nos encontramos, el del racismo, la discriminación, la misoginia y la islamofobia. Resulta gracioso que una persona tan ignorante como Donald Trump haya comprobado el tipo de persona que es digna de admiración para Estados Unidos. No es novedad la “agradable” reunión que sostuvo con Peña Nieto desde que ambos comparten un absoluto desconocimiento de cosas básicas de economía migración o política exterior.
Es cierto, Hillary no es ningún santo y cierto también es decir que en casi todos los países donde Hillary intervino cuando fue secretaria de Estado están peor hoy de lo que lo estaban antes de su mano santa. Sin embargo, cae en lo ridículo la soberbia de Trump cuando afirma que “hay que decirle a Japón o a Alemania de una manera amable que deben de pagar” cuando se tocó el tema de la OTAN. Paradójico resulta, entonces, el dato de que la única vez que se ha aplicado el artículo 5to de la OTAN (que apela a una defensa colectiva) fue para defender a Estados Unidos.
Al mismo tiempo es justo decir que resulta inquietante cuál será la posición de México para con Hillary en caso de que gane. Particularmente, pienso que la relación será muy distante y que tendremos ciertamente dos años difíciles con respecto a la relación con nuestro principal socio comercial.