Alfredo Brena
Oaxaca de Juárez, 6 de marzo. “Los ambulantes son el color y atractivo del Centro Histórico y no se van a quitar por darle gusto a quien quiere ver la ciudad vacía”. Declaración del 8 de febrero de 2020 del presidente municipal Oswaldo García Jarquín.
Desafortunadas palabras del presidente municipal de Oaxaca de Juárez que nos podrían llevar a pensar, sobre todo a las nuevas generaciones, que esto del ambulantaje siempre ha sido así y que es un problema imposible de erradicar sea cual fuere el partido político que dirige los destinos del municipio de la capital oaxaqueña.
Pero no es así, en 1980 el contador Jesús Martínez Álvarez (Presidente Municipal 1978-1980 de la ciudad de Oaxaca), limpió la ciudad de aprox. 5 mil ambulantes que estaban en 42 cuadras del centro de la ciudad. Quitó todos los anuncios luminosos (de gas neón), incluyendo toldos y marquesinas, los cuales fueron cerca de 300. Cerró casi 200 “loncherías” que se encontraban dentro de las cuadras donde estaban los ambulantes. Eliminó “El Pueblito”, zona roja que tenía cerca de 100 mujeres y era tierra de nadie. Además, las sexo-servidoras, en la tarde-noche ya estaban en toda la calle de Trujano, hasta en la calle de la iglesia de La Compañía, también éstas fueron desalojadas.
Rescató la calle de Independencia, que desde la iglesia de La Soledad y hasta el edificio central de la UABJO, se llenaba de juegos mecánicos, que venían en su gran mayoría de Puebla, y no se podía circular en todas esas cuadras. También se quitaron todas las líneas de transporte de 2ª clase que tenían sus terminales en J.P. García, Bustamante, Miguel Cabrera y otras calles del centro citadino.
Cabe mencionar que en ese tiempo el municipio capitalino no tenía presupuesto, incluso la nómina la completaba el gobierno del estado. Tampoco tenían Policía Municipal.
Esta limpieza de la ciudad fue llevada a cabo por el contador Jesús Martínez Álvarez y era necesario darla a conocer. Después llegaron otros presidentes municipales y la corrupción, sobre todo en las épocas electorales, donde se fueron tejiendo complicidades para la obtención del voto, y ahí el ambulantaje jugó sus cartas. Es por esa razón, que al llegar a la presidencia municipal de Oaxaca, Oswaldo García Jarquín, producto de la Ola Peje en la elección del 2018, se pensó que sin haber tenido que pactar para la elección con el ambulantaje, necesariamente estaba libre de compromisos e iba a limpiar la ciudad del ambulantaje. Pero no, la equivocación fue rotunda. Y dada la declaración de Oswaldo del 8 de febrero, la ciudadanía de la capital oaxaqueña va a tener que esperar el siguiente trienio para limpiar su ciudad.
En el 2018, cuando Oswaldo ganó la elección se pensó que iba a hacer un gran papel por esa falta de compromisos para llegar al puesto, pero muy pronto se obscureció el panorama.
Oswaldo llega sin compromisos (producto de la ola Peje), pero también sin equipo, dada su carencia de trayectoria política. Así que configura el plantel de empleados, no sólo de sus colaboradores cercanos, de chile, de dulce, de manteca y de sal. Y deja en nómina a los priístas heredados de Fraguas, trae a perredistas, panistas, recomendados Fifí, etc. y configura una amalgama peligrosa. Dado que esta amalgama es contraria a los intereses de Morena, partido que lo lleva al poder. Porque en primer lugar, el deseo de todos éstos es que fracase la 4T y lo que es peor aún, muchos de estos elementos esparcidos por la estructura municipal, van a estar en campaña contra Morena, en la ya próxima elección del 2021. Así que con ese equipo de trabajo no se pueden esperar más que unos resultados catastróficos.
También, cualquiera hubiera pensado que la presidencia municipal era el inicio de la carrera política de Oswaldo, pero ahí también nos equivocamos, su relación con el congreso local (mayoría de Morena), es desastrosa, tiene pleito con Horacio Sosa Villavicencio diputado local y hermano de Flavio Sosa. O sea, que su futuro dentro de Morena se ve obscuro. Al punto de que el Congreso Local de la LXIV Legislatura Local sólo le autorizó el presupuesto de ingresos: quitándole el tema de los parquímetros y obligándolo a bajarle a los altos cobros de impuesto al predial, panteones, limpia, etc.
Tan son desafortunadas y lapidarias las palabras del presidente municipal García Jarquín: “Los ambulantes son el color y atractivo del Centro Histórico y no se van a quitar por darle gusto a quien quiere ver la ciudad vacía”.
Que nos hacen recordar el año 2013 cuando se celebró, aquí en la ciudad de Oaxaca, el XII Congreso Mundial de la Organización Mundial de las Ciudades Patrimonio. Dicha reunión atrajo a representantes de 243 Ciudades Patrimonio de los cinco continentes y se efectuó del 19 al 22 de noviembre de 2013. El alcalde del momento, Luis Ugartechea, declaró: “será una estupenda oportunidad para mostrar al mundo la riqueza arquitectónica, cultural, lingüística y étnica de Oaxaca”… y acto seguido procedió a retirar todos los puestos ambulantes. Durante los cuatro días que duró el Congreso Mundial de las Ciudades Patrimonio, no hubo un solo puesto ambulante en la ciudad de Oaxaca, ¡todos los escondieron!
Para hablar claro y liso: el ambulantaje es una vergüenza, es un oprobio, que se tuvo que ocultar de la mirada de los representantes de 243 Ciudades Patrimonio. Y es muy triste que el presidente municipal García Jarquín opine: “Los ambulantes son el color y atractivo del Centro Histórico y no se van a quitar por darle gusto a quien quiere ver la ciudad vacía”.
¡Suerte! y hasta el próximo De Análisis Político.